lunes, 3 de diciembre de 2007

Doncella en apuros...

El otro día,
después de dos horas y media de rehabilitación,
kinesiología, quiropraxia, masajes
y terapias varias…
de las que salgo feliz y cada vez mejor,
me encuentro que mi auto no parte…

Como había venido por la costanera norte
al estacionar,
dejé las luces encendidas…

Que hago ahora?...
intentaba pensar,
pero junto con intentar resolver el problema
también pensaba: ¡que tonta!...
si estás en esta situación es por pava,
por no fijarte.

Al menos el teléfono si tenía batería
y dejando la dignidad de lado
llamé a Francisco y le confesé lo ocurrido.

En situaciones como estas es cuando me acuerdo
por qué me casé con él.

“En serio… bueno, dime donde estás…
salgo de la oficina…
voy a casa por los cables…
y tu aprovecha de ir a un bar
a tomarte algo por mientras,
ya que estas en el Bellavista…
ya que es viernes…
y ya son las siete…”

Mientras esperaba,
me dio lata ir a tomar algo…
era como premiar mi estupidez,
cuando sentía merecía un castigo…
y que peor que quedarse encerrada
en el auto aburrida y con 30 grados.

Aproveché de llamar a mi mamá,
pero obvié contarle mi circunstancia.
Me daba vergüenza…

También llamé a Bianka,
Ya que para su casa iba
y tuve que avisarle que no podría ser…

Y al fin llegó Francisco…
Con la mejor de sus sonrisas…
y con los cables como un trofeo, me dijo:
aquí viene tu salvador…
guaaaa…..
yo le miraba sin saber que decir,
…sintiéndome la perfecta doncella en apuros
salvada por su caballero…

Volvimos a casa y me sentí feliz…
feliz y agradecida
de no estar sola en la vida…
de sentirme querida
aunque meta las patas.

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