
Un día con mi marido entonces pololo
compramos una casa…
él algo había escuchado del Feng Shui
y me dijo que conocía a alguien que lo prácticaba…
como yo no sabía nada del tema
pero siempre me sentí atraída por lo oriental
le dije que bueno, que se hiciera el estudio.
La tipa en cuestión, nos pidió los planos de la casa
y nos los devolvió pintados de colores
que dividían nuestra casa por zonas:
de la prosperidad, los viajes, el amor y demases
y nos aconsejaba usar determinada habitación
como dormitorio principal,
una como cuarto de invitados y otra como biblioteca…
argumentando diferentes tipos de energía y mezclando
un lenguaje relativo al Qi –energía en chino-
con arcanos del tarot, runas
y cuanta esoteria conociera la mina,
lo que me pareció muy mucho.
A mi no me gustó el estudio,
es más, me pareció chanta…
No podía ser que los chinos
poseedores de una sabiduría milenaria,
cultivaran un arte tan light y cursi.
…A la semana había comprado
todos los libros del tema que encontré
-que en España no eran pocos-
…los leí y seguía insatisfecha.
Hasta que me metí a Internet
y encontré a un maestro que me pareció serio:
era chino, profesor de matemáticas y física
y podía acceder a él a través de lecciones por correo
-postal- y en castellano.
El asunto ya se volvía un reto para mi,
Quería saber si tras tanto marketing gringo al respecto
había una ciencia o un arte serio
digno de ser estudiado y aplicado.
Compré los cursos, que por cierto no eran baratos:
el tema era las Estrellas Volantes,
-nombre poco sorprendente
comparado a los que vinieron después-
y si bien hoy se que son sólo una parte básica del Feng Shui,
me maravillé con su coherencia, sus fundamentos teóricos,
sus posibilidades y limitaciones.
Para mi sorpresa, la distribución y decoración
que yo había hecho intuitivamente de la casa
era la misma que me daba por resultado
luego del estudio de estrellas
y al poco tiempo el maestro en cuestión
fue a España a dar un seminario al que por supuesto fui
y donde me convertí en pequeña saltamontes...
Al principio pensaba:
ya un par de cursos más con este chino
y ya sabré todo lo que necesito del Feng Shui…
pero no fue así… había más y más.
El problema fue que un día mi mentor
decidió no viajar más
y dictó sus últimos cursos alrededor del mundo,
así que los que quisimos terminar la formación
tuvimos que seguirle su itinerario.
Quedé loca… era tanta la información
que tardé más de un año en digerirla.
Y es que los chinos si que son profundos
y su lenguaje metafórico
que suena tan ad hoc cuando se comprende,
al principio sólo te marea.
Mucha gente me pide que le recomiende libros de Feng Shui,
pero de verdad no puedo.
La gran mayoría pertenecen a una escuela gringa
creada a fines del siglo XX
que poco y nada tiene que ver con la sabiduría oriental.
No es cierto que para occidente tenga que adaptarse
o que para el hemisferio sur sea distinto…
afirmar eso es no entender el Tao,
la filosofía en que se fundamenta esta práctica.
Lo otro que me preguntan es
por qué no me dedico profesionalmente
y hago clases y consultorías…
y es que me cuesta.
Una práctica sincera y bien hecha es muy difícil;
a mi personalmente me cuesta mucho
decirle a una persona que su casa no tiene arreglo
y que lo mejor que puede hacer es cambiarse.
Y es que el Feng Shui nació para construir casas,
no para armonizar las ya construidas.
Como todo arte imperial,
es intrínsecamente clasista…
puesto que nació como una forma de acrecentar
y guardar el poder de una casta dominante…
…Por eso prefiero la medicina,
que es muuuucho más democrática…
continuará...