Viajar...

La vida es un viaje…
y viajar es vivir.
Ya los antiguos chinos lo sabían
y por eso a la tierra, nuestro planeta,
lo denominaban Kan Yu,
que traducido literalmente significa:
carruaje volante…

Aunque estemos encerrados en nuestras casas
siempre estamos desplazándonos por el espacio
en esta gran nave que es nuestro mundo…
Y es precisamente ese movimiento
el que nos provoca la sensación de temporalidad…
aquella que nos hace ver cosas desde nuestro punto de vista
como pasadas o futuras,
pero que en realidad simplemente son.

Tan metidos estamos en la ilusión del tiempo,
que pocos se dan cuenta
de que nuestra forma de medirlo es espacial.
Entendemos por día un ciclo de rotación terrestre…
por ello una hora es simplemente el espacio
medido en kilómetros, millas o lo que sea,
que ocupa 1/24 fracción de la tierra…

O sea… si la tierra es una naranja,
una naranja de 24 gajos, cada gajo es una hora…
y si no se repiten iguales…
es porque la tierra gira cada día en un lugar distinto
siguiendo al Sol, quien sigue a Vega,
quien sigue al hoyo negro del centro de la galaxia
y así sucesivamente en la danza cósmica.

Eso en lo macro…
… pero en lo micro
podemos movernos en nuestro pequeño mundo
y disfrutar de dichas experiencias:
descubrir, contrastar, probar nuevos sabores,
crear nuevos lazos, afectos y aprendizajes
que forman una espiral que crece
y te motiva a nuevamente hacer las maletas.

Confieso que algún punto de mi vida…
me aburrí de viajar…
bueno, no es que me halla aburrido,
pero si deseaba tener la experiencia de estabilidad física,
la conexión a tierra,
echar raíces en algún lado.

No exagero si digo que he vivido
en casi cuarenta casas en mi corta vida…
la mayoría de las veces me sentía de paso,
pero algunas quise quedarme para siempre
y me involucré afectivamente con un espacio.

Algunas veces me gustaría decir soy de este lugar,
cualquiera sea…
Algunas veces no poder hacerlo me causó cierta aflicción.
Alguna vez me he sentido hija adoptiva de algún lugar
Y otras me siento de muchos al mismo tiempo.
Hoy soy santiaguina porque estoy en Santiago.

Patiperra nata no lo puedo cambiar…
soy consciente además, de que es un privilegio.
Se que es una forma acelerada de vivir…
así como vivir cuatro vidas en una
y seguir siendo la misma…
agradeciendo además a todos
los que han compartido conmigo
este viaje que es la vida
-a unos más a otros- claro,
tengo mis afectos…
y son…lo mas importante de todo.