El azúcar...

Una mañana con feliz desayuno
y a punto de comenzar con lo de siempre
sonó el teléfono; era el doctor
para contarme que todos los exámenes estaban bien,
pero que debía hacerme una glicemia post carga…
Ostia, pienso yo, y pa´que?...
Hasta ahí no me había enrollado mucho con el asunto,
pero al día siguiente fui a hacerme el dichoso
análisis y se empezó a complicar la cosa…

Presurosa y tempranamente llegué dispuesta a sacarme sangre.
pero la enfermera me informó que eso no era todo;
que debía beberme un frasco de solución de glucosa
y esperar dos horas para una nueva muestra…
Un vez tragado el asqueroso brebaje
me fui asentar a la sala de espera
a leer el diario pero luego me sentí mal,
mareada y con mucho frío… me quede dormida…
hasta que me despertaron para la segunda muestra.


Me dijeron que manejara con cuidado,
que bebiera bastante agua
y que almorzara normal a las dos de la tarde.
como pude llegué a la casa,
subí en cuatro patas la escalera,
me acosté, subí la calefacción
y le pedí a la nana que me pusiera un guatero
y me trajera cuatro tazas de te
sin azúcar por su puesto,
ya que me había hecho tan mal.

Y es que estaba realmente pa’l gato
con mis dos cuchos al lado
como testigos de mi inminente fin
a causa del coma diabético
al que estaba a punto de entrar…
Me comí tres alcachofas,
pero seguía sintiéndome igual de mal,
así que no quise seguir comiendo
pa’ no joderla más…
y es que se me había quitado hasta el hambre.
Entonces llamé a Francisco,
que se viniera de la oficina…
No suelo ser alharaca,
pero me sentía realmente fatal
y era culpa de la glucosa.

Cuando llegó yo había pensado hasta en la eutanasia…
y es que para una sibarita como yo
tener diabetes y hacer dieta secula seculorum
es lo peor que te puede suceder…
de verdad no podría vivir racionada de frutas
y copas de vino.
Así que él llamó a la clínica,
y le dijeron que yo debía comer muy abundante
para en dos horas más ir al laboratorio
a tomarme una nueva muestra.

Me comí el tremendo plato de cazuela de pollo
saboreándolo como el último placer de mi acabada vida
y de pronto y milagrosamente, me empecé a sentir mejor…
A la clínica llegué campante
aunque igual estaba asustada con resultados que recibiría.
Me sacaron sangre y me explicaron que estaba bien,
que lo que tuve fue una hipoglicemia
debido a la sobreproducción de insulina que produjo
sobredosis de glucosa…

Estaba tan feliz que había que celebrarlo
con papas fritas, vino y pastel de chocolate.
Esa misma noche decidí que me hacían falta vacaciones,
así que arreglamos las cosas nos fuimos
y volví sana renovada y menos enrollada…